Viajeros con cama

martes, 22 de enero de 2013

La "mirada del dibujante"

Tener la “mirada de fotógrafo” cansa mucho. Consiste en mirarlo todo, cámara en mano -o sin ella, lo cual es más enfermizo-, sin dejar de buscar una fotografía, sin poder desconectar jamás: analizar sin descanso el ángulo y composición, calcular el momento decisivo, fijarse en la textura y ubicación de los objetos o caras, calibrar la luz… Es agotador. A mí me pasó hace un tiempo en el que la fotografía fue mi obsesión e hice fotos que ahora no haría. Luego, simplemente, arrinconé los libros sobre Brassai y Bresson y se me pasó.
Ahora, como un catarro, he pillado la “mirada del dibujante”. Eso me pasa por empezar a experimentar con las acuarelas. Si paseo voy fijándome especialmente en los espacios, las composiciones y los colores, e imaginando cómo dibujaría tal árbol o cómo imitaría tal efecto de hierro o ladrillo... agotador. Me recuerda a mi vieja enfermedad. Antes me obsesionaban las caras; ahora, las calles. Antes tenía la ansiedad, tan angustiosa que venía a mis sueños, de no poder captar con mi cámara todas las escenas fotografiables; ahora, porque la pintura es más calmada, tengo sólo calma. ¡No toda la creación es sufrimiento! 

Un dibujo de mi calle.

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