Viajeros con cama

domingo, 31 de julio de 2011

Mirar y juzgar (de lejos)

Comprender a la gente dicen que es un don, pero todo es malo en exceso. Y yo, por ejemplo, creo que me excedo un poco en este arte minoritario; es decir, que en mi afán de buscar las motivaciones y no quedarme en el odio simplón consigo comprender conductas monstruosas, lo cual quizá me vuelve a mí monstruo. Entiendo a los cazadores de judíos y a los cazadores de brujas, con sus motivos distintos pero calcados. Entiendo a los pederastas. Entiendo al chalado noruego que se puso a jugar a disparar a una masa de chicos que se iniciaban en una política opuesta a la suya (por repugnante que me resulte). Y creo que mi exceso es mejor que la ceguera mental (pero, bueno, eso podría llevarse a debate).
Esa peli de Hitchcock que se llama “La ventana de atrás” y que unos traductores empalagosos llamaron “La ventana indiscreta” (inexplicable; a veces mi comprensión también se tambalea un poco) es una de mis películas preferidas, pero la última vez que la vi me dejó un regustillo raro. Digamos que me gusta como peli policíaca, como idea sencilla, como puesta en práctica del talento del señor Alfred para hacer que una historia evolucione hacia lo intrigante y lo cojonudo. Pero en el plano ético ya es otro cantar.
¿Por qué? En la peli nosotros vemos a un “malo”, que nos dicen que es el malo, y lo vemos desde la ventana de enfrente, sin más ni más. Le vemos a duras penas actuar, llevar a cabo un supuesto acto terrible. Nunca indagamos en los motivos que tiene ese malo para cometer el acto terrible. No parecen interesar; sólo lo vemos de lejos, sin oírle la voz casi, y simplemente deseamos que al final lo trinquen. Conducta poco recomendable para llevar a la práctica en la vida real.
La peli actúa a modo de telediario. En la tele nos ponen al narco en plena detención, al terrorista, al político corrupto, etc, con el cartel de “malo” abajo bien grande; nos empujan a alegrarnos de que les hayan trincado; los motivos para sus reprobables actuaciones son secundarios. Yo digo que los motivos son primordiales, al fin y al cabo. Que las cosas no se pueden analizar desde lejos y con telescopio. Pero bueno. También entiendo a los redactores de noticieros, y sus ganas de simplificar para acabar antes. Y al narco, y al terrorista. Y entiendo a Hitchcock, claro. Eso desde luego.

4 comentarios:

  1. a mi lo de este noruego me ha dejado pasmado. De sus actos no tengo necesidad de juzgarle, sino de comprenderme. Me gusta tu punto de vista. Chao

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  2. dadle al malo un motivo y tendréis un protagonista.

    me encanta esa ansia tuya por comprender.

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  3. ansia, esa palabra es buena. gracias a los dos por pasaros!

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  4. Yo también tengo esa ansia por comprender. A veces te puedes sentir "cómplice" al empatizar tanto, pero una cosa es querer comprender, y otra muy distinta compartir o apoyar. Mi ansia por entender la condición humana tiene estos angustiosos efectos colaterales. En el fondo no es más que una necesidad vital de autoconocimiento. Saludos.

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