Viajeros con cama

jueves, 16 de diciembre de 2010

Tema 12 de historia del periodismo: De cómo el poder se encontró con un agujero

Había un muro que separaba las oscuras reuniones de los mandatarios del resto del mundo. Un muro grande, verdoso. Un día, alguien hizo un agujero que dio al otro lado, miró lo que pasaba dentro, escuchó las cosas de las que hablaban, y se las contó a la gente.
Aquello fue un galimatías. Muchos calificaron la novedad como una estupenda noticia para el periodismo y la freedom of speech y todas esas cosas. Otros la tomaron como no-periodismo, y un tercer grupo consideró las informaciones puro cotilleo. Mientras tenían lugar estos debates y se difundían más y más las charlas privadas de los mandatarios, los mandatarios se incomodaron.
De modo que encarcelaron a aquél que había hecho el agujero en el muro y difundido la información. Pero no sabían cómo ejecutarlo apoyándose el la ley que ellos mismos habían escrito. En efecto, sus propias democracias les zancadilleaban: para ser traidor le faltaba la promesa, y para ser terrorista, le faltaba la violencia.
Finalmente lo acusaron de vandalismo por realización temeraria de agujeros en muros de edificios gubernamentales; la obertura podía haber hecho dañado el pilar, y hecho caer el edificio, y haberles aplastado debajo. Intento de magnicidio. No tenía nada que ver con la indiscreción, aseguraron, y difundieron la palabra terrorismo junto a su nombre.
 Y sin embargo, desde entonces, algo cambió para siempre. En el muro que separaba las oscuras reuniones de los mandatarios del resto del mundo ya nunca dejaron de aparecer nuevos agujeros. Y, por más que eliminaban uno a uno a los terroristas, aparecían más agujeros al día siguiente. La gente dejó para siempre de no conocer. La historiaconmayúscula tomó, de repente, un rumbo nuevo.
Manifestación por Assange. Agencia AP

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