la casa es luminosa y honda. en el centro, un pasillo verde que nunca acaba; tiene en sus paredes pantallas alineadas, y cada una emite imágenes distintas. en una, dos hombres hacen lucha libre; se arrancan la ropa interior; follan. en otra, una rubia es penetrada por un negro por delante, por un cobrizo por atrás y por un albino por arriba mientras recita a baudelaire. en la tercera, dos musas encueradas en posturas imposibles azotan y felan a un indigente. en la cuarta hay una orgía hindú, con música hardkore. en la quinta, un rifirafe entre un jefe y su secretaria acaba en derrame profuso, en alarido, en desgarro. así, hasta doscientas pantallas. un pasillo inmenso, sin final, como agujeros transitados; la casa es enorme.
fuera, los grandes tiburones financieros no se inventan empleos que contar a sus padres. la alta sociedad se fotografía en el marco de un torneo benéfico de pádel. fuera los ídolos se vuelven hipócritas, y los castos lideran redes de prostitución infantil, y los líderes incitan al sueño implantando otro canal íntegro de telebasura. yo me quedo dentro, pienso. aquí, al menos, no llega el frío.
Quizás le falte un poco más de sexo, pero esta muy bien.
ResponderEliminarjajaja, que le falta sexo? ésa es la actutid!
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