Viajeros con cama

lunes, 25 de julio de 2011

Pequeñeces

Aún con las heridas de guerra abiertas
sonrió por lo simpático
de un reflejo en un charco.

Los que lo vieron lo escribieron –perplejos- en la memoria.

Nadie volvió a recordarlo
hasta que sonreímos 
por lo anómalo de una nube violeta.

(Teníamos las heridas
abiertas.)

6 comentarios:

  1. En esa guerra los ángeles se intoxicaron de trincheras.

    Abrz.

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  2. Que dura es la realidad y que diferente se interpreta segun el al lado que pertenezcas.

    Cruda entrada...
    Saludos ;)

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  3. Qué sería de la vida sin esos pequeños reflejos en charcos que nos recuerdan quiénes somos y lo que valemos; o sin las formas en nubes, que parecen portar mensajes ocultos, como si tratasen de descubrirnos arcanos vitales; o sin algunos olores, que parecen olvidados y que, cuando vuelven a llenarnos, son capaces de hacernos viajar en el tiempo...
    Hay que tratar que ninguna herida de guerra sea más fuerte que eso... aunque es muy fácil decirlo, sobre todo cuando, quizá, no se han tenido auténticas guerras, como en mi caso.
    Bonito poema. Un saludo.

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  4. Te leí mientras escuchaba a Gabo Ferro; excelente combinación. Me mantendré cerca.

    ¡Y me alegro de que te gusten mis escritos! Lo de tener algo de cortazera lo tomo como un enorme halago.

    ¡Abrazo!

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  5. HOLA


    Estupendo blog, estupenda entrada.....felicitaciones por tu blog.

    Las heridas a veces se vuelven cicatrices....a veces....


    STAROSTA
    (UN PRODUCTO DE TU IMAGINACION)

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