Viajeros con cama

viernes, 8 de julio de 2011

La vida de las bombillas

<<Un artículo que no se desgasta es una tragedia para el negocio>>

Para incentivar el consumo-producción-empleo, al hombre se le ocurrió una idea ingeniosísima: programar la muerte de las cosas.
Redujo la vida útil de los productos. Acortó las baterías, volvió quebradizas las telas. Incrustó en las cabezas la necesidad de actualización continua.
De este modo se creó más. Se consumió más. Era algo así como un ascenso por una escalera que parecía eterna (pero que, en fin, no podía serlo).
Los chavales se acostumbraron a cambiar de móvil constantemente y las abuelas, a dejar de transmitir las técnicas remendonas y zurcidoras.
Las empresas de bello discurso promedioambiental fabricaron y desecharon sin descanso basura duradera. 
Los países donde las cosas se reparan se convirtieron, fatídicamente, en sus vertederos.
Y, en medio de esta espiral sin seso, los consumidores son la compra (hasta que entiendan que son también la solución).


Comprar, tirar, comprar, de Cosima Dannoritzer. Un documental cojonudo, necesario.

2 comentarios:

  1. Vi hace poco un documental de contenido parecido, se llamaba Obsolesencia programada, si no recuerdo mal... Se habla de cosas verdaderamente "indignantes" relacionadas con las leyes de mercado... cuando pueda miraré éste.
    gracias por la recomendación.
    Saludos

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  2. sí, resulta indignante ver a dónde va a parar todo el excedente inevitable de nuestra forma de consumo. y creo que el docu es uno de los mejores géneros para hacer reflexionar.
    saludos!

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