A los veinticinco años
La gente de Madrid se mata a los veinticinco años. La gente de Madrid nace blanca y crece en rojo, pero se mata a los veinticinco años. La gente pinta y sueña cometas y bufandas, pero se mata a los veinticinco años. Se abre en la cuna y ríe adolescente, pero se mata a los veinticinco años. Se cuelga en la soga de la hipoteca. A los veinticinco años. Se tira del séptimo del matrimonio. A los veinticinco años. Se toma el veneno de los hijos. A los veinticinco años. Se pega el tiro de las ocho horas. A los veinticinco años. Aquí siempre trabaja el mismo marmolista. Raquel Merino: muerta a los veinticinco años. Aurelio Guerrero: muerto a los veinticinco años. José Carvajal, Julián Gómez, Rosa Cañas, tus amigos no te olvidan: muertos a los veinticinco años. ¡Si hubieran salvado a su héroe! ¡Si hubieran vivido a contramuerte! ¡Si hubieran sembrado claveles con alas o lunes trepando por los trapecios! A los veinticinco años. La gente de Madrid se mata a los veinticinco años. Fallecida de muerte natural a los veinticinco años. |
Mestizaje
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Nunca pongo obras de otros, pero, al carajo, hoy hago una excepción. Maravillos Batania.
Geniales.
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