Viajeros con cama

viernes, 14 de enero de 2011

Carta abierta a Vic Chesnutt

A mi recién descubierto señor Chesnutt: cuéntame la vida de los monstruos.
No me interesa la tuya, si es que la tuviste. ¿La tuviste? Pues no me la cuentes, tu desgraciadísima historia; por mí, que sea una leyenda del márketing. Me daría igual.
Ponte humorístico, ponte trágico, ponte grunge. Enséñame las baterías y los bajos rotundos, los juegos funambulescos con cuatro cuerdas para picar la melancolía. Haz que el fuego de la piel se vuelva motivo paisajístico; que la sabana se inunde de cebras en busca eterna de la muerte; haz que una autopista se transforme en un horizonte lleno de incendios tan lejanos, tan lejanos, tan distantes como dramas ajenos. Haz todo eso con seis cuerdas y una banda.
Y tráeme a los Beatles. Tráeme a Nick Drake. Tráeme las baladas del sur, el folk, los paisajes hechos del desgaste de una guitarra rock. La voz que se rasga a la desesperada es mejor que la voz que toca con exactitud todas las notas, aunque sólo sea por razones humanas. ¿No es curioso, que la música no tenga idioma alguno? No lo tiene. Tú puedes pronunciar dolor; yo puedo interpretar felicidad. En eso consiste la música (y la tuya, señor Chesnutt, entre toda ella).

5 comentarios:

  1. me has despertado la curiosidad para saber/escuchar de este señor. gracias y saludos!

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  2. Vic Chesnutt, quien me iva a decir que yo tambien lo descubriria... :)suena bien tu texto con este señor de fondo. Agur

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  3. qué bueno que os dé curiosidad.. lo descubrí hace poco y quería dedicarle una entradita

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  4. Es verdad, la música no tiene idioma, pero cada música tiene su acento, no crees?

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